Como parte de la conmemoración a Caracas en sus 452 años, el “paseante” entusiasmado Rodrigo Capriles, Licenciado en Estudios Liberales y especializado en Desarrollo Sostenible, comparte, desde el Archivo Fotografía Urbana, unas palabras, parte de su investigación sobre la Arquitectura Brutalista en la ciudad capital
Cada vez que caminamos por Caracas estamos ante la oportunidad de re-conocerla. A medida que avanzamos en ese ejercicio, vamos presenciando aquello que nos identifica o nos distancia de su complejísima esencia. Desde el momento en que buscamos dar respuestas a los pensamientos que generamos en nuestro transitar, vamos revelando una red de significados que nos permiten comprender y valorar nuestro entorno, en tanto queremos la ‘otredad’ en la medida en que la conocemos.
Mis pasos me han permitido descubrir que existe una fuerte relación entre la utilización del concreto y el aspecto de muchos edificios en Caracas, identificando así un estilo muy presente en la arquitectura venezolana: elBrutalismo. Mi inquietud frente a este hallazgo me llevó a querer comprender lo que subyace detrás de este hecho. Las siguientes líneas se fundamentarán en el testimonio del arquitecto Francisco Pimentel (Premio Nacional de Arquitectura, 1970), co-creador de El Universal (1969) y la Torre Británica (1979 ¿?), inmuebles que nos permitirán abordar esta tendencia de una forma más anecdótica.
Empecemos por la sede del Diario El Universal, la cual se ubica en medio de imponentes torres que superan su considerable altura, siendo un majestuoso conjunto galardonado con Premio Nacional de Arquitectura (1970).
Su diseño corresponde a los arquitectos Bernardo Borges y Francisco Pimentel, en colaboración con George Wilkie. Mereció el máximo reconocimiento arquitectónico nacional por múltiples razones. Integró eficientemente la imprenta, los departamentos de Dirección y Redacción, así como áreas rentales. Urbanísticamente, su implantación sucedió dentro de la retícula original de la ciudad, la cual respetó y exaltó, definiendo su condición de esquina. Sísmicamente fue un edificio adelantado a su tiempo: tras sufrir los embates del terremoto de Caracas de 1967 durante su construcción, demostró que su sistema perimetral de columnas y su centro rígido trabajaban eficientemente. Climáticamente el edificio está protegido del sol mediante un llamativo sistema de parasoles, respondiendo acertadamente al contexto tropical. En el lobby y en el nivel de transición, el artista Carlos González Bogen integró colosales bajorrelieves a la arquitectura. Originalmente se proyectó una torre gemela y una plaza entre ambas, pero no se lograron adquirir los terrenos en donde se construirían.
Sobre su estilo arquitectónico, la cabal utilización del Concreto Armado hace que este edificio sea uno de los mejores ejemplos de Arquitectura Brutalista en Caracas. Esta tendencia se caracteriza por exhibir los materiales constructivos sin revestir ni pintar, integrando estructura y fachada en buena parte de los casos. Su nombre viene del vocablo francés Béton Brut, que traduce “Hormigón Crudo”, por lo cual este estilo tiene una estrecha relación con el concreto, aunque puede incluir metales o ladrillos, entre otros materiales. En Venezuela esta tendencia pudo desarrollarse ampliamente gracias a numerosos factores como disponibilidad de mano de obra tecnificada, crecimiento progresivo de la industria del cemento, la constante sofisticación tecnológica y técnica para trabajar y encofrar el concreto, entre otros factores. La idea no fue ‘hacer Brutalismo’, sino utilizar un material disponible, que ofrecía múltiples maneras de trabajarse, a costos competitivos.
Fijemos ahora nuestra mirada sobre otro emblema urbano, la Torre Británica, la cual reconoce como pocas la sismicidad del medio físico caraqueño. Su enigmática forma nos confunde sobre si se trata de una cruz o de un cubo, o quizás de ambas. El tiempo la ha convertido en una referencia, destacando por su altura sobre el entorno.
Irónicamente sobre el terreno en donde se implanta, existía otro de los pocos edificios que estaba asegurado contra sismos, y que al ocurrir el terremoto de 1967 fue uno de los que se fracturó. Dicho terreno fue adquirido para elevar la sede de Seguros Británica, apareciendo así uno de los edificios más representativos de la modernidad caraqueña. Su diseño corresponde a los arquitectos Bernardo Borges, Francisco Pimentel y Jacobo Koifman, siendo el producto de un análisis sísmico. Su llamativa forma de X punteada, puede recibir al movimiento en cuatro direcciones posibles, mientras que su remate cierra a la X permite distribuir las fuerzas a lo largo de la torre, dándole estabilidad. Una empresa aseguradora debe proyectar solidez y seguridad, valores reflejados en el diseño y la imagen de la torre.
Volviendo sobre los estilos arquitectónicos, la clara exhibición del concreto y de su estructura lo aproxima notablemente al Brutalismo. La presencia de su cortina de vidrio negra quizás sea el elemento que mantenga vivo el debate sobre si es brutalista o no, considerando que es una piel que tapa los materiales constructivos y su estructura. En este sentido, este ejemplo resulta extraordinario para comentar que no existen reglas exactas sobre los estilos, en tanto son el fruto de un cierto ‘parecido’ que toman los inmuebles en el tiempo, de acuerdo a las ideas y materiales disponibles en una determinada época. El Brutalismo florecerá en todo el mundo entre los años 50 y 80 del Siglo XX, gracias a la naturaleza globalizada del período; Estaba disponible ‘lo mismo’ en ‘todos lados’. Cabe añadir que el fin de la Segunda Guerra Mundial obligó a los arquitectos a crear ‘más con menos’, hecho que los llevó a suprimir revestimientos para ahorrar costos. Todo este caldo de cultivo permitió que el Brutalismo- pese a su corto apogeo- tuviera un alcance global. Específicamente en Venezuela, el fin de la Segunda Guerra Mundial atrajo mucha inmigración que también trajo consigo los conocimientos técnicos que juntó con sus ganas de construir por un futuro mejor, lo cual permitió que el concreto pudiera trabajarse eficientemente en el país, entre tantas razones.
Mediante los ejemplos comentados, somos capaces de extraer las razones que justifican la apariencia de nuestras urbes. En el caso venezolano, sin duda uno de los estilos más desarrollados fue el Brutalismo, dada la feliz coincidencia de factores económicos, sociales, técnicos y tecnológicos tanto locales como extranjeros que se juntaron en el país. En la medida en que descubrimos lo que está detrás de nuestros inmuebles, dejamos de percibirlos como bienes removibles para reconocerlos como reflejo de la sociedad venezolana, de nosotros mismos, cada edificio es una historia, mientras que la sumatoria de todas esas historias es la conformación misma de nuestra complejísima identidad actual.
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