Quizás
los extremos de este paisaje
son el cielo de cúmulos gaseosos
y la línea del tren
que conduce a un hipotético infinito.
He visto a un joven que permanece sentado
sobre una silla
en el centro de la vía ferroviaria.
¡Alguien debería prevenirle
sobre el peligro que lo acecha!
aunque la pobreza
se caracterice
por tantos gestos de indiferencia.
Son muchos
los que han muerto atropellados
creyendo
que la velocidad del tren
podría detenerse
al ver la parsimonia del villorrio.
Pero la silla
del joven
no se moverá
así ocurra esta desgracia inminente:
de eso estoy seguro.
Y la camisa inmunda,
rota,
ondeará al viento
como infortunada demostración
de orgullo y muerte.
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