Si las puertas del Helicoide no se han abierto para él durante el fin de semana, ese hombre que aparece en la fotografía al lado del presidente Carlos Andrés Pérez cumplirá 51 días de prisión este domingo 10 de julio.
Esta imagen, parte de la colección del Archivo Fotografía Urbana, fue tomada por el maestro del fotoperiodismo Tom Grillo, para El Nacional, el 2 de febrero de 1989, cuando Carlos Andrés Pérez tomó posesión de la Presidencia de la República, la segunda vez que la ejercía. El hombre que está a su lado mientras descienden por la escalera eléctrica del Complejo Cultural Teresa Carreño, con un carnet en el pecho y el cabello oscuro es Coromoto Rodríguez, quien entonces tenía 34 años y era escolta civil de Pérez. Incluso para ese momento no era nuevo en esa tarea. Desde 1976, cuando Pérez era jefe del Estado por primera vez, fue uno de sus escoltas civiles; y en abril de 1979, cuando aquel entregó el cargo, Coromoto Rodríguez ingresó a la DISIP con el rango de subinspector, e inmediatamente fue puesto a la orden de la Dirección de Custodia de Altas Personalidades de aquella Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención (ahora SEBIN); y asignado a la escolta civil del ex presidente (acababa de terminar su primer mandato 1973-1979) y senador vitalicio, Carlos Andrés Pérez. Está acostumbrado, pues, a los tumultos que provoca la presencia del jefe, mucho más ahora, cuando acaban de terciarle la banda presidencial nuevamente. Por eso se le ve relajado, impasible frente a la algarabía (la prueba es la lasitud de la mano izquierda, que deja caer sobre la cinta rodante, sin crispación, se diría incluso que sin expectativa de que ocurra nada impensado).
Acusado de torturador
Veintisiete años más tarde, cuando el país ya ha bajado por la escalera de todas las mediciones y está en el sótano del mundo, donde cabecean las sociedades más pobres, más violentas, más atrasadas… el jueves 19 de mayo de 2016, cuando el presidente es Nicolás Maduro, éste comparece ante la opinión pública y afirma que ese día ha sido capturado y enviado a una cárcel de máxima seguridad, “un viejo torturador de Acción Democrática”. Se refería a Coromoto Rodríguez, ahora jefe de seguridad de Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional. Efectivamente, Rodríguez había sido detenido por el SEBIN (como hemos dicho, prolongación de la DISIP en los tiempos del chavismo) y el hecho fue divulgado por Maduro en una alocución desde el Teatro Teresa Carreño, durante la juramentación del Comando Central del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Ángel Coromoto Rodríguez nació en Ciudad Bolívar el 20 de julio de 1954. Su madre, María del Valle Rodríguez Valdés, era guayanesa. Nació en Upata y trabajó como camarera del Hospital de Ferrominera del Orinoco durante 30 años. Su padre, Ángel López García, nació en Santa Cruz de Tenerife y emigró a Venezuela, donde se desempeñó como chef de cocina. Coromoto, quien no tiene un pasaporte español, es el menor de seis hermanos: cuatro por parte de madre y dos, por el padre.
Creció en San Félix, estado Bolívar. Hizo la primaria en el Colegio Nuestra Señora de Fátima y en el Instituto La Salle; y la secundaria, en el Liceo Luis Gerónimo Pietri, Técnica Industrial, todos en San Félix.
En enero de 1974 hizo realidad su deseo de alistarse en el Ejército para cumplir el servicio militar y se presentó en la circunscripción militar en Ciudad Bolívar. Fue seleccionado por el entonces mayor del Ejército Pedro Remigio Rangel Rojas para formar parte de la Guardia de Honor Presidencial. El 21 de enero de ese mismo año, 1974, ingresa al destacamento de la Guardia de Honor (hoy Regimiento de la Guardia de Honor) y ahí cumple ahí el servicio militar, desde el 15 de enero de 1974 hasta el 15 de diciembre de 1975. Y obtiene el rango de sargento segundo. En su tiempo de servicio fue condecorado con la medalla “Cedeño Plaza Ferriar” para recompensar su “Espíritu Militar sobresaliente (única en su clase)”.
El 7 de enero de 1976 ingresa como escolta civil del entonces presidente de la República, Carlos Andrés Pérez. Era empleado del Ministerio de la Secretaria de la Presidencia y lo sería hasta el 12 de marzo de 1979, cuando toma posesión el presidente Luis Herrera Campins. Un mes después, en abril del 79, pasa a la DISIP y, como mencionamos antes, sigue siendo escolta civil de Pérez.
“Él me ofreció dinero para generar violencia”
Cuando el régimen detiene al jefe de seguridad de Ramos Allup, el SEBIN divulga un video donde aparece un tal Romer Eduardo Moreno Osorio diciendo que alguien “cercano del presidente de la Asamblea Nacional” le había ofrecido entre 10 mil y 15 mil bolívares para que generara violencia y desorden en la marcha de la oposición del 18 de mayo.
—En una de las marchas hace como mes y medio —afirmó Romer Moreno—, él (Coromoto Rodríguez) me había ofrecido como dos mil bolívares y yo lancé unas vainas ahí. Después lo volví a ver y me ofreció entre 10 mil y 15 mil bolívares y yo le dije “si va”. Y fue cuando lancé unos peñones que no le dieron a ningún funcionario.
Este Romer Moreno fue acusado de agredir a la funcionaria de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), Dubraska Álvarez en la Av. Libertador, durante la citada marcha opositora del 18 de mayo.
Con esa “prueba”, el régimen de Maduro detuvo a Coromoto Rodríguez y lo confinó en El Helicoide, con el agravante de que durante las primeras semanas impidieron que fuera contactado su familia y abogados, quienes ignoraban a dónde lo habían llevado.
Como la difusión del video no contaba con la autorización de un juez, carece de valor probatorio. Pero ni eso ni las flagrantes inconsistencias del supuesto testigo fueron obstáculo para que el antiguo escolta de CAP fuera detenido, “en medio de la mayor ilegalidad”, como ha dicho Omar Estacio, su abogado defensor. Si esto fuera poco, el SEBIN intentó presentar el caso como una situación de flagrancia, pero “la captura”, como dijo Maduro, se produjo después de la comisión de los presuntos delitos y el comisario Rodríguez, quien no estaba perseguido, no solo no estaba huyendo, sino que caminaba tranquilamente por la planta baja del edificio de Parque Central donde reside, cuando fue sorprendido por los funcionarios de “inteligencia”.
“Preso” en El Junquito
Durante el segundo gobierno de Pérez, Coromoto Rodríguez fue coordinador de giras presidenciales. En 1993, cuando el de Rubio es separado de la Presidencia antes de terminar el mandato que había comenzado ese día de la foto, Coromoto es nombrado su jefe de Seguridad.
—Durante esos años —dice su hija Arelys Rodríguez— le toca acompañar al presidente Pérez en los momentos más difíciles, como fue el juicio por la partida secreta y la posterior sentencia que lo condenó por malversación de fondos. Mi papá estuvo junto a CAP todos los días en su reclusión en El Junquito y luego en su residencia de La Ahumada. Puede decirse que en El Junquito era un preso con régimen especial, porque estaba en su puesto de trabajo desde las 4 a.m., poco antes de que el presidente Pérez se levantara, hasta pasadas las 10:30 p.m. cuando se retiraba a descansar. Era el quinto preso por los 250 millones.
“Mi papá fue testigo de excepción del fallecimiento de la señora Thaís [la hija del matrimonio Pérez Rodríguez, nacida en 1951 y muerta en 1994]. Estuvo con él cuando fue senador electo por el Táchira y recorrió nuevamente el país una vez que salió en libertad. No era la primera vez. Mi papá recorrió con CAP todos los rincones de Venezuela caminando, en carro y en avión; visitando los pueblos más humildes de la geografía nacional. En las innumerables fotos del ‘Gocho’ saltando el charco siempre está Coromoto”.
“Lo tienen secuestrado”
Al paso de las semanas sin que se pudiera ver a Coromoto, el abogado Omar Estacio denunció ante la Fiscalía General de la República y la Defensoría del Pueblo que su defendido era objeto de una desaparición forzada, delito que acarrea cárcel de 15 a 25 años. Así lo refleja la periodista Mónica Dejeki para Sumarium:
—Los familiares y abogados —declaró Estacio con el talante que le es habitual— hemos ido casi a diario a su supuesto lugar de reclusión, El Helicoide, y se nos responde que por órdenes de arriba no se le permiten visitas. La Constitución establece que el detenido tiene derecho a comunicarse de inmediato con familiares y abogados. Si no lo podemos ver ni visitar, está desaparecido. Coromoto es hipertenso, y en cuanto a su estado actual, habrá que preguntarle al señor Maduro, quien antes de mandarlo preso, dijo que lo metería en una cárcel de máxima seguridad.
Sobre la acusación de torturador que se le hizo a Rodríguez de torturador, Estacio dijo al punto que “el comisario Coromoto es una persona sin mácula. No sé si sus acusadores pueden jactarse de lo mismo…”.
—Para el presidente Nicolás Maduro —añadió Estacio—, el ministro de Relaciones Interiores, Gustavo González López; el diputado Diosdado Cabello y el alcalde del Municipio Libertador, Jorge Rodríguez, el currículo de Ángel Coromoto Rodríguez constituye antecedentes penales.
Sin embargo, como recuerda Dejeki, “ex funcionario de la DISIP”, “jefe de seguridad de funcionarios” y “escolta privada” no figuran como delitos en el Código Orgánico Procesal Penal.
Un currículo irritante
Arelys Rodríguez cuenta que cuando el ex presidente Carlos Andrés Pérez falleció en Nueva York y sus restos fueron trasladados a Caracas, su hija Carolina Pérez contactó a Coromoto para que éste coordinara la logística y seguridad en los actos, “cosa que hizo con especial dedicación. A su familia nos decía, en privado: ‘ya es momento de que descanse como Dios manda’”.
—Mi papá —sigue Arelys— nunca se inmiscuyó en conflictos familiares, pues de la puerta de la casa para adentro lo que ocurra pertenece a la familia y eso se respeta.
Entre tantas paradojas resalta el hecho que, por su tiempo de servicio en la DISIP, 20 años y 3 meses, desde enero de 1979 hasta abril de 1999, le fue conferida la jubilación como Comisario General de ese cuerpo cuando su director era el Tcnel. Jesús Urdaneta Hernández, uno de los golpistas del 92 que insurgieron precisamente contra Pérez.
Después de su jubilación, Coromoto siguió trabajando con Pérez, acompañándolo en sus viajes y actividades hasta el año 2001, cuando el jefe partió al exilio. “Pero la relación entre ellos jamás se interrumpió”, dice Arelys Rodríguez. “Mantuvieron una cercana amistad, se hacían llamadas telefónicas los fines de semana y en fechas importantes para ambos, como los respectivos cumpleaños”.
En las casi tres décadas que Coromoto Rodríguez estuvo así como se ve en la foto de Tom Grillo, codo a codo con Pérez, custodió también a los huéspedes del estadista, Jean-Bertrand Aristide, presidente de Haití, Jimmy Carter, el rey don Juan Carlos Borbón y la reina Sofía, Felipe González, Noemí Sanín, e incluso fuera de Venezuela fue comisionado por el Presidente para custodiar a Pérez Edén Pastora Gómez en la Ciudad de Panamá, luego del atentado que sufriera el llamado “Comandante Cero”.
Después de que Carlos Andrés Pérez tuvo que abandonar el país, Coromoto Rodríguez estuvo en la seguridad de connotados adecos o ex adecos (si esto existiera). Fue la sombra de Manuel Rosales en su campaña electoral de 2006. Prestó similar servicio al alcalde Antonio Ledezma. Y se sumó al equipo de Henry Ramos Allup el 3 de enero de 2016, cuando éste lo llamó por teléfono y lo convocó a la Casa de AD para pedirle que se encargara de su seguridad y la de su familia.
“Buenas tardes, comisario, acompáñenos…”
El jueves 29 de mayo de 2016, a eso de las 5:30 de la tarde, Coromoto Rodríguez fue abordado en la Panadería City Park en Parque Central por una comisión del SEBIN. El jefe de la comisión se dirige a él diciéndole: “Buenas tardes, comisario, para que, por favor, nos acompañe para el despacho para una entrevista”.
Lo llevaron a la sede del Helicoide, donde permanece al momento de escribir estas líneas. Está acusado de haber pagado a unos jóvenes para agredir a una agente de la Policía Nacional Bolivariana, en la avenida Libertador, durante la marcha del miércoles 18 de mayo.
Al preguntarle (a través de familiares que han hecho de correo) cómo lo han tratado, responde: “Bien. Con el debido respeto a mi jerarquía”.
–¿Cree usted que saldrá pronto?
–Confío en que así será. Mis antecedentes penales están limpios y los muchachos a quienes detuvieron para que me acusaran, no lo hicieron, a pesar de que los torturaron.
La escalera sigue en movimiento. Quienes se creen en la cima podrían estar en franco descenso. Y quizás quienes están en las profundidades de una celda estarían a punto de regresar a los grandes escenarios. Quién lo sabe. Quizá necesitemos la mirada de Tom Grillo para que, otra vez, capte el futuro con su obturador.