Luis Herrera Campins en rueda de prensa, Caracas, 6 de abril de 1982 / Fotografía de Autor desconocido ©ArchivoFotografíaUrbana

El presidente Luis Herrera Campins en rueda de prensa en Miraflores

Fecha de publicación: febrero 3, 2019

En el envés de esta fotografía pone: “Luis Herrera Campins en rueda de prensa, Caracas, 6 de abril de 1982 | Autor desconocido”.

El periodista Apolinar Martínez asegura que la gráfica fue tomada en ocasión de informar acerca de la realización en Caracas de los Juegos Panamericanos, que tendrían lugar entre el 14 y el 29 de agosto de 1983. Esto es un año y medio después de la fecha anotada en la foto. Apolinar fue Jefe de Prensa de los Juegos Panamericanos de Caracas, de manera que, de ser cierta su apreciación, es muy natural que estuviera en esa conferencia de prensa. Como es lógico también que un compromiso de esa magnitud se organice con mucho tiempo de antelación. Es posible que en ese encuentro con el Presidente de la República se hicieran otros anuncios y que los reporteros inquirieran sobre otros aspectos de la realidad, porque el caso es que están presentes periodistas de fuentes muy diversas.

Tras muchas consultas, identificamos a las siguientes personas:

Primera línea, de izquierda a derecha:

Oficiales integrantes de la Casa Militar.

1) Capitán de corbeta Eddie Ramírez Poveda.

2) Contralmirante Julio César Lanz Castellanos, jefe de la Casa Militar.

3) Teniente coronel (AV) Otto García.

Ignoramos los nombres de los camarógrafos, pero la periodista Rosana Ordóñez dice que sus uniformes son de Venezolana de Televisión, canal 8.

Segunda línea:

Los periodistas.

1) Ana María Fernández

2) Apolinar Martínez

3) Jesús Cova

4) Alí Ramos

5) María Teresa Arbeláez

6) Asdrúbal Barrios

Tercera línea:

Presidente Luis Herrera Campins

Cuarta línea:

1) Daniel Perdomo, jefe de prensa de Miraflores.

2) Maritza Jiménez

3) Graciela Calvani (pegada a la mesa, su chaqueta colgada en el espaldar de la silla).

4) Helena Salcedo

Del resto no tenemos información.

Me le cambias el nombre

La rueda de prensa tiene lugar en el Salón de los Espejos del Palacio de Miraflores, espacio concebido como comedor del caserón. Cuando llegó Hugo Chávez al poder le cambió el nombre y le puso Salón Joaquín Crespo, quien fuera presidente de Venezuela de 1884 a 1886 y bajo cuyo mandato se construyó la edificación. Pero no le duraría mucho este nombre. Al ascender Nicolás Maduro, le mandó a borrar el que le había puesto Chávez y lo rebautizó Salón Simón Bolívar.

En el Salón de los Espejos, como se llamó siempre, el presidente Luis Herrera Campins solía hacer sus ruedas de prensa. Los periodistas no debían enviar sus preguntas por anticipado. Solicitaban asistencia, enviaban sus credenciales y ya. Lo mismo se aplicaba a los corresponsales de medios de comunicación del interior y del extranjero. “Allí llegabas”, recuerda la periodista Rosana Ordóñez, “y preguntabas lo que quisieras. Luis Herrera trataba de que fuera mucha gente, pero la producción estaba a cargo de Daniel Perdomo, quien escogía a los principales periodistas. De cualquier manera, no había nadie vetado y el presidente Herrera jamás se negó a responder ninguna pregunta”.

Esta imagen recalca esa distensión. Los uniformados están presentes, cómo no, pero no en el centro ni atravesados. Están en un rincón, claramente subordinados al poder civil. Por cierto, los uniformados están sentados a los pies de la diosa Pomona, pintada por Arturo Michelena especialmente para ese recinto. “Las únicas tres obras que alcanzó a pintar Arturo Michelena para el comedor de Miraflores”, dice el ensayista Roldán Esteva Grillet, “fueron Pomona (otoño) y Flora (primavera), además de Diana cazadora, que está ahora en la Casona, y quedó en boceto su Baco. La obra que aparece, su parte inferior, en la foto del presidente Herrera en rueda de prensa, corresponde a Pomona, 1896”.

Una experiencia maravillosa

La organización de los Juegos Panamericanos demandó mucho trabajo y, por cierto, resolución de conflictos. Apolinar Martínez lo recuerda con claridad.

—Vinieron entre tres y cuatro mil periodistas de toda América. Y yo, como coordinador, dirigía el centro de prensa, les facilitaba lo que pudieran necesitar y al mismo tiempo teníamos la función de llevar la información tanto al país como a las agencias internacionales. Fue una experiencia maravillosa.

—¿Quién era su jefe?

—Mi jefe directo era Carlos Lovera, presidente de los juegos. Pero sobre él estaban el presidente de la república, Luis Herrera Campins, y el ministro de la Juventud, Guillermo Yepes Boscán, quienes eran muy accesibles para nosotros y nos prestaban toda la colaboración.

—No habría ningún problema, entonces.

—¿Ningún problema? Muchos. El IND, que es Estado, estaba enfrentado con el Comité Olímpico Venezolano. El ministro de la Juventud me dijo: “Apolinar, yo creo que vamos a tener que suspender los Juegos”. Y yo le dije: “Dígale al Presidente que lo envíe a Los Ángeles, donde hay una reunión del Comité Olímpico Internacional. Preséntese ahí en nombre del gobierno de Venezuela”. Efectivamente, el ministro Yepes Boscán fue a Los Ángeles y de allá llegó la orden, del Comité Olímpico Internacional, de que se realizaran los juegos. Pasamos mucho trabajo, afrontamos muchas situaciones difíciles, pero esos juegos salieron adelante porque Luis Herrera era un enamorado del deporte, porque a él como individuo le gustaban. No porque hubiera una política de Estado, que no ha existido y no existe. Y, muy importante también, porque Venezuela era una democracia respetada en el mundo. Eso fue fundamental para que los Panamericanos se hicieran en Caracas, en 1983.

—¿Usted había apoyado a Luis Herrera Campins en su camino a la Presidencia?

—No. Ni siquiera voté por Luis Herrera. Yo era un hombre de izquierda. Marxista leninista. Pero era jefe de prensa del Colegio de Periodistas en los tiempos de esa campaña electoral, en la que compitieron Luis Piñerúa Ordaz, Luis Beltrán Prieto Figueroa, José Vicente Rangel y Herrera Campins; y se me ocurrió hacer un foro semanal con cada candidato. Cada semana, llevábamos un candidato y después le brindábamos un almuerzo en El Hato, un restaurant que está ahí, cerquita del Colegio. Cuando estábamos en el almuerzo, le dije: “Doctor Herrera, ¿usted tiene algún chance de ganar? Todas las encuestas dan a Piñerúa”. “Voy a ganar”, me dijo muy risueño, “te lo apuesto”. Ese fue el primer contacto con Luis Herrera. Ganó las elecciones y fue a los periódicos a saludar. Cuando llegó a Meridiano, al Bloque De Armas, me recordó la apuesta. Nos pusimos a conversar, a hacerle preguntas y le pregunté por los Panamericanos, porque estaban en duda si se montarían o no. “Voy a estudiarlo”, me dijo, “te voy a llamar”. Me llamó y me nombró jefe de prensa de Panamericanos. Allí empezó una relación que se convirtió en una gran amistad.

—El presidente Herrera había sido periodista…

—No, el presidente Herrera no había sido periodista, lo fue hasta el final de sus días. Cuando dirigía 2001, me dice Armando de Armas: “Ya Luis Herrera dejó la Presidencia, ¿por qué usted no intenta que le haga una columna para 2001?”. Fui a hablar con él y le planteé la idea. “¿Y cuánto me van a pagar?”, me dijo, “porque el periodista no puede hacer su trabajo gratis. Al periodista hay que pagarle por su trabajo. No importa que sea una pequeña cantidad, pero es un problema de principios, me tienen que pagar”. Le pagaban una tontería, pero le pagaban su columna, que escribía brillantemente. Fue un periodista que siempre hizo periódicos. Voz y camino fue una revista que hizo él, entre otras. Fue un gran periodista. En una oportunidad se presentó a votar en las elecciones del Colegio de Periodistas y el secretario de Finanzas, Gustavo Aguirre, no lo dejó votar porque no estaba al día con la cotización del Colegio. Y lo aceptó sin chistar.

 

Lea el post original en Prodavinci.

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