El puente está roto. Esta imagen que contemplamos fue tomada años antes de ocurrida la tragedia. Dicen que un grupo de representantes de nuestra Fuerza Armada, encabezados por el Presidente, participaron en su demolición como si el espíritu de ruptura fuera a agregarle algo a nuestras vidas cotidianas. La ruptura tiene sentido sólo cuando recompone un orden común donde convergemos. El puente era utilizado para levitar sobre aguas profundas y sobre barcos que iban y venían. Aquel puente alimentaba a su vez un asombro que hacia de nuestras vidas personales algo más placentero, una elipsis que borraba la incomodidad. Qué empeño en regresar al devaneo de chalupas y veleros si existía aquella fantástica construcción que nos ahorró tantos peligros innecesarios. Pero ellos prefirieron que nadáramos como antaño. Muchos perecieron ahogados al ser vencidos por el cansancio.
—¡Canten un himno al cruzar esas aguas, eso los alentará! (Fue la última orden que escuchamos).
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