A los ojos de hoy, año 2017, cuando en Venezuela se han hecho cotidianas las muertes de niños por desnutrición o causas asociadas a esta dolorosa carencia, este niño se ve un poco sucio, da la impresión de que tiene más horas en la calle de lo que corresponde a una criatura de su edad, unos 4 años, pero no está abandonado ni mucho menos. El perfil de la mejilla, el brazo y el cuerpecito dibujado en la ropa –hombros y cadera-, son todos muestra de buena complexión, alguien debe estar a cargo. Pero la mejor evidencia de que este niño tiene buena alimentación y los cuidados de algún adulto es la curiosidad, su capacidad de observación y deseo de aprender. Aún no sabe leer, pero le han llamado la atención las fotos del improvisado reclamo publicitario.
El fotógrafo, cuya identidad ignoramos, quiso retener el instante en que un chiquillo en edad pre-escolar demoraba su ascenso de un escalón callejero para contemplar la imagen de un escuadrón de uniformados a caballo, de unos hombres en actitud determinada o de un galán que besa las sienes de una mujer pálida y rendida. Es la foto dentro de la foto. Para el autor de esta gráfica -y para nosotros- es evidente que el muchachito puede saber que allí se anuncia una película, pero es completamente ajeno al hecho de que en ella aparece Gary Cooper, para el momento una de las más grandes estrellas del cine norteamericano.
La cinta que el cine Tropical presentó un lunes, a las 7 y media, que aquí se anuncia como “Los siete jinetes de la victoria”, es Northwest Mounted Policie (La policía montada del Canadá), dirigida por Cecil B. DeMille, en 1940, para el estudio Paramount Pictures, que tuvo en ella su película más taquillera de 1941, cuando fue estrenada. Era el primer film en tecnicolor de DeMille para la Paramount. Pero, claro, habrán pasado unos años para que la película llegara a este cine Tropical, que creemos que es el de Maiquetía, aunque también había salas con ese nombre otras ciudades de Venezuela, como en Punto Fijo y San Felipe, Yaracuy.
Esta que vemos, propiedad del Archivo Fotografía Urbana, debe ser una de varias imágenes en serie. Muy probablemente, el autor tomó otras, pero copió aquella en la que el niño se ha movido lo suficiente para dejar ver la palabra “Emoción”, que el publicista anotó, ya al final, sin riesgo a equivocarse.
La gráfica es parte de la Corototeca, fondo creado, en 1931, por el periodista, historiador y cronista de Caracas, Caremis (acróstico de Carlos Eduardo Misle). En esa variopinta colección reunida a lo largo de siete décadas por Caremis (Caracas 14 de marzo de 1924 – l6 de febrero de 2004) había muchas fotografías, incluidas las de importantes figuras, como Federico Lessman y Luis F. Toro (Torito), quienes documentaron la Caracas del finales del XIX y principios del siglo XX; pero también revistas y recortes de prensa, postales, barajitas, tarjetas de visita, libros raros, películas, almanaques y objetos de muy diversa naturaleza. Era una memorabilia orientada por el sentimiento más que por cualquier cálculo.
Caremis debe haber quedado prendado por esta estampa de un niño de pantalones tiznados que mira a lo alto en busca de acción, éxito y emoción.