El uso de la electricidad en Venezuela se hace modestamente presente desde finales de siglo XIX hasta mediados del siglo XX. La falta de estandarización sobre la generación, transmisión, distribución, voltajes y frecuencias, aunado a la poca presencia de compañías calificadas para garantizar el suministro eléctrico nacional, eran las principales causas de no poseer un sistema eléctrico unificado, interconectado y eficiente.
Con el fin de la II Guerra Mundial, el aumento del consumo mundial de petróleo, la creciente demanda poblacional y la expansión industrial en Venezuela, es que la Junta de Revolucionaria de Gobierno (1945-1948), encabezada por Rómulo Betancourt, fija como objetivo prioritario la necesidad de instituir un Plan de Electrificación Nacional, que a través de la Corporación Venezolana de Fomento, en 1947, dictará las pautas para el diseño de un sistema interconectado de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica en Venezuela.
Con la llegada de la democracia en 1958, se retoma el plan de electrificación nacional dando inicio a la construcción e instalación de plantas termoeléctricas y plantas hidroeléctricas en todo el país, e interconectándolas para optimizar la eficiencia global del sistema.
Y para llevar adelante y con éxito esta titánica labor se instituyó la Compañía Anónima De Administración y Fomento Eléctrico (CADAFE). Y en 1963 —con miras de continuar con el proyecto nacional de electrificación y desarrollar el potencial hidroeléctrico del río Caroní— se creó la empresa pública Electrificación del Caroní C.A. (EDELCA), adscrita a la Corporación Venezolana de Guayana y con el principal objetivo de llevar a cabo la construcción de una de las mayores centrales hidroeléctricas del mundo: la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, también conocida como la Represa del Guri, además de las restantes plantas hidroeléctricas del bajo Caroní (Tocoma, Caruachi y las Macaguas).
La construcción de Guri se llevó a cabo en varias etapas. La primera, iniciada en 1963, estuvo dedicada a las obras de canalización del río, la construcción de la presa de gravedad (inicialmente de 110 metros de altura y 980 metros de longitud), del aliviadero y la instalación de la primera sala de máquinas. Y en febrero de 1968, una vez terminadas las obras de ingeniería, se procedió al cierre de las compuertas para represar el río, formando un lago de aproximadamente 800 kilómetros cuadrados.
Es el 8 de noviembre de 1968 cuando esta central, luego de solo cinco años de construcción, comenzó a operar.
La segunda etapa, que llega hasta 1978, se encargó de subir la altura del dique de 110 a 165 metros y extenderla lateralmente 800 metros más para la construcción e instalación de la segunda sala de máquinas. Ya para 1986 la etapa final alcanzó una capacidad instalada de 10.000 megavatios.
Hoy en día, esta Central Hidroeléctrica es la tercera más grande del mundo, sólo superada por la presa de Las Tres Gargantas, en China, y la presa Itaipú, entre Brasil y Paraguay.
Esta obra, esencial para el desarrollo industrial, humano y tecnológico de la nación, fue el producto de un continuo proceso de construcción, mejoramiento y mantenimiento que traspasó las banderas políticas partidistas: durante veintitrés años los distintos gobiernos de la democracia prosiguieron en el ideal de llevar un digno y eficiente suministro eléctrico a todos los rincones del país.
Hoy, desde el Archivo Fotografía Urbana, ofrecemos una muestra de la construcción de esta importante Central Hidroeléctrica, a través de las diapositivas provenientes del https://elarchivo.org/wp-content/uploads/2022/07/037929.jpgvo del coleccionista y publicista Fernando Irazábal.
Post publicado originalmente por Prodavinci el 21 de mayo de 2016