Por Diego Arroyo Gil.- No todos los venezolanos de hoy en día –sobre todo los de menor edad– están al tanto de lo que fue para la vida venezolana el régimen de Marcos Pérez Jiménez. Al margen del auge de la construcción de obras públicas que caracterizó a ese período, los jóvenes no conocen hechos y detalles que los ayuden a figurarse con mayor exactitud la atmósfera de aquella época terrible y contradictoria. El gobierno de Pérez Jiménez fue una dictadura, como bien se sabe, y, en cuanto tal, sometió al país, en general, y a muchos ciudadanos, en particular, a una reducción de los derechos inherentes a la vida en libertad. José Vicente Abreu, Leonardo Ruiz Pineda, Simón Alberto Consalvi y José Agustín Catalá, entre otros, protagonizaron momentos y luchas que vale la pena conocer. El presente portafolio que nos ofrece el Archivo Fotografía Urbana es un discreto pero sentido homenaje a ellos y a su memoria.

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José Vicente Abreu, político, escritor, víctima del terror perezjimenista. Es autor de un libro esencial para el conocimiento de la abominable experiencia carcelaria que padecían los opositores de la dictadura que caían en desgracia. Su título es Se llamaba SN –siglas en referencia a la “Seguridad Nacional”, la policía política del régimen–. En palabras del poeta Guillermo Sucre, se trata del testimonio de un hombre (Abreu) “que se nos presenta como un iluminado en medio del sufrimiento”. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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“En la cárcel de Ciudad Bolívar –escribe José Vicente Abreu, aquí en la foto–, noches de escritura entre pitos, gritos, ronquidos de presos y amenazas de requisas. Mis nervios apoyados en la pared. Los oídos atentos a todos los ruidos metálicos. Todo aquello que podía alertar en la oscuridad. Todos los peligros acechantes en los rincones de los calabozos. El enemigo dentro y fuera, a la caza de descuidos y errores. Pero no escribíamos para las telarañas del aposento, sino para una denuncia que debía llegar al mundo alguna vez”. Con estas palabras Abreu justifica la existencia de Se llamaba SN, su libro. Y agregaba esto sobre su animador principal y futuro editor de la obra, entonces también preso, el gran José Agustín Catalá: “José Agustín se hizo responsable de nuestra memoria en la clandestinidad, la cárcel y el exilio. Nada debía perderse, caer en la basura de la nada, desparecer en los escondrijos del acoso. Sin él, no existiría ningún documento, ningún testimonio de prisión o martirio, nada que acusara a los verdugos y la tiranía. Desde que Catalá llegó a los calabozos, empezó a dirigir la memoria, el testimonio, la acusación, la historia, el futuro, la esperanza”. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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Cuando el hombre caía preso, la dictadura lo abstraía de su vida, de sus hábitos, de su familia. A veces, si tenía suerte, podía enviar una carta a sus parientes para rendir cuenta, brevemente, de su situación. Este es un ejemplo: José Vicente Abreu le escribe a Beatriz, su mujer, para decirle que está en prisión –por segunda vez– y para pedirle que no se preocupe. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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He aquí otra carta, pero muy distinta de la anterior. Quien no conoce la historia no la entiende. Su contenido está preñado de claves y despistes. La remite José Agustín Catalá a un tal “Alfredo”, seudónimo de Leonardo Ruiz Pineda, secretario general de Acción Democrática en la clandestinidad. En la carta Catalá discute de buena gana con Ruiz Pineda sobre los avatares que rodean la edición del llamado Libro Negro, al cual se refiere como “el poemario”. Se trata de una obra –hoy célebre– donde se consignan documentos y noticias censuradas por la dictadura. Entre otros, por aquellos días trabajan en su edición Ramón J. Velásquez –mencionado como “Ramos”– y Simón Alberto Consalvi –mencionado aquí como “Mauricio”–. La carta está fechada el 2 de octubre de 1952, como se puede ver. El Libro Negro comienza a circular en Caracas el 4 de octubre. El 21 de octubre, la dictadura asesina a Leonardo Ruiz Pineda en una calle de San Agustín del Sur. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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Leonardo Ruiz Pineda. Luego de su asesinato el 21 de octubre de 1952, será sustituido por Alberto Carnevali en la secretaria general de Acción Democrática en la clandestinidad. Carnevali morirá en la cárcel en 1953. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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Sobre todo a instancias de José Agustín Catalá, en la cárcel los propios presos procuraban llevar un registro lo más detallado posible con datos sobre los compañeros que caían en desgracia. Aquí, un documento perteneciente al https://elarchivo.org/wp-content/uploads/2022/07/037929.jpgvo de José Vicente Abreu donde se rinde cuenta de Domingo Alberto Rangel, Rigoberto Henríquez Vera y Antonio Pinto Salinas, este último asesinado por la dictadura el 11 de junio de 1953. La reunión de estos datos ha permitido que actualmente contemos con información precisa sobre miles de presos del perezjimenismo. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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A puño y letra –posiblemente de José Vicente Abreu–, breve hoja de vida de Simón Alberto Consalvi, apresado por la Seguridad Nacional en junio de 1953, junto con Rigoberto Henríquez Vera, por delación de un agente de la policía política que había logrado infiltrarse en los sótanos de la clandestinidad: Gustavo Mascareño. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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El joven Simón Alberto Consalvi, durante los años de la lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Fue torturado por la Seguridad Nacional, en Caracas, después enviado a la Nueva Cárcel de Ciudad Bolívar y luego expulsado al destierro. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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Lista de presos de la dictadura, hecha por ellos mismos, en la cárcel. La hoja forma parte de los papeles que guardaba José Vicente Abreu. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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Lista de algunos presos donde se especifica su profesión, edad, estado civil, número de hijos y fecha de detención. La hoja forma parte de los papeles que guardaba José Vicente Abreu. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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Ya en libertad: José Agustín Catalá, héroe civil de Venezuela por sus labores como guardián de la memoria de una época de terror. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana
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En la Cárcel Modelo de Caracas y en la Nueva Cárcel de Ciudad Bolívar, el poeta Darío Lancini –preso de la dictadura– retrató a sus compañeros de presidio. Aquí la caricatura de Simón Alberto Consalvi. Fotografía del Archivo Fotografía Urbana