Con motivo del cumpleaños al maestro Paolo Gasparini y en el marco de sus dos muestras individuales actualmente abiertas al público en la Universidad Católica Andrés Bello, la revista cultural Estilo y El Archivo se unen para rendir homenaje a este importante autor con un especial dedicado a su obra. Como parte del dossier compartimos hoy el texto curatorial de la muestra Gasparini fuera de moda, realizado por la investigadora y docente Johanna Pérez Daza.
Podemos asociar la expresión “fuera de moda” a algo que ha caducado o ya no tiene la preferencia que tuvo en un tiempo anterior debido a su obsolescencia o por ser reemplazada por algo más actual que, generalmente, se percibe como mejor. Por extensión, algo que no pasa de moda, puede relacionarse con lo atemporal, con la permanencia.
La moda como fenómeno cultural y construcción se convierte en un sistema discursivo (Barthes, 1967) fundamentado en una sólida industria y vinculado a una realidad social e histórica. Por lo tanto, se puede definir a la moda como una búsqueda frenética de la novedad y una forma de venerar el presente (Lipovetsky, 1990).
¿Qué tiene que ver esto con la fotografía? ¿Y con los planteamientos de un fotógrafo que ha dedicado más de siete décadas al oficio de hacer imágenes que nos hagan pensar? La fotografía debe tener detrás las ideas y de sus relaciones surgen significados, ha insistido Paolo Gasparini: “La fotografía comienza en el momento en que aprendemos a distinguir en la realidad, aquellas formas significativas que nos permitirán expresar ideas y formular un discurso con las fotos”. En este sentido, centra su obra en la narrativa visual y en la capacidad de las imágenes para contar la vida, para mostrar que algo sucede y ha sido atrapado por la luz y por el tiempo, por un ojo inquieto que busca y captura.

Gasparini ha fotografiado numerosos países, ideologías y circunstancias, de aquí, de allá, lejanas y cercanas condiciones que invitan a mirar de afuera hacia adentro, a entender el mundo a través de la mirada.
En un contexto de sobreabundancia visual (iconofagia o infoxicación como también puede entenderse) se tiende a la banalización, el desinterés y la insensibilidad. Pocas imágenes captan la atención, y muchas menos perduran en una memoria cada vez más frágil y efímera. La inmediatez reemplaza el tratamiento profundo. Sin embargo, los hechos siguen su curso. Por eso, Gasparini se interpela por la necesidad y vigencia del tipo de fotografía por la que él ha optado. Esa que toma posición y asume las responsabilidades de la imagen con los retratados, con las situaciones, con la historia. Así, se ha apartado de modas como la llamada fotografía comprometida; rechaza la concepción del arte como un asunto meramente comercial y se distancia de la agotadora e inútil discusión entre calidad versus cantidad. Ha trazado su propio itinerario desde el convencimiento de que ciertas imágenes muerden, pinchan, por eso “fabrica metáforas” que conforman su “baúl mundo” en el cual enfoca las contradicciones, las desigualdades, la exclusión de “los asomados de siempre”, intentando “ver mejor”.

La exposición Gasparini, fuera de moda es, en sí misma, una toma de posición, un cuestionamiento por la vigencia de un modo de hacer imágenes y entender su función incluso más allá de los determinismos y condicionamientos del momento. En palabras de George Didi-Huberman: “Tomar posición es desear, es exigir algo, es situarse en el presente y aspirar a un futuro ”. Dos cuerpos de trabajo se reúnen en esta muestra recorriendo varias décadas y temáticas para, finalmente, presentar coincidencias y coherencias.
Choque de situaciones
36 fotos conforman este fotomural que hace suyo el nombre de una serie del pintor italiano Emilio Vedova (1919-2006) cuyo trabajo se caracteriza por denunciar el malestar ante la injusticia social desde el compromiso ético-político y la postura crítica ante las contradicciones de la sociedad.
Se trata de una narración a través de la fotografía con la intención de expandir la mirada ante un mural que presenta situaciones y relaciones intencionadas, no casuales ni fortuitas, sino pensadas, pues su objetivo es estimular la reflexión, ya sea mediante la curiosidad, el asombro, la continuidad, la ironía, el contraste o el humor. Estas imágenes reúnen seis décadas y tres cuerpos de trabajo:
- La Guajira (1960-2010)
- Ladrillera (Bogotá, 1980)
- Nueva York (2000-2020)

El paso de la fotografía analógica a la digital, del blanco y negro al color, refiere a las transformaciones tecnológicas y las herramientas puestas al servicio del contenido, de lo que se quiere expresar que no es más que una colisión visual en la que nos miran de frente los niños trabajadores de una fábrica de ladrillos, junto a la sofocante aridez de una tierra ancestral, La Guajira, donde parece escasear todo excepto la dignidad, resistencia y fortaleza de sus habitantes; y la atmósfera urbana contenida en los grandes edificios, carteles, anuncios publicitarios y vitrinas de una metrópolis como Nueva York.
Postepifaníascomics
Una epifanía es una revelación. Puede ser súbita o repentina. A través de ella se manifiesta la comprensión intuitiva de una realidad. Tal vez por eso, nos preguntamos ¿qué hay después de ella?
Entre 1980 y 1985, Gasparini realizaría un conjunto de imágenes a las que nombra “Epifanías”, se trata de una serie a gran escala en la que “amplifica hojas de contacto de fotografía analógica de las que resultan relatos breves modulados con cuadros ilustrados. El artista asocia momentos disímiles agrupando diferentes sujetos-objetos fotográficos, puntos de vista, instantes imprevistos, situaciones aparentemente triviales que siguen la discontinuidad del pensamiento”.

Gasparini retoma esta idea tres décadas después, ahora desde la fotografía digital y el color. Valiéndose de varias imágenes construye relatos gráficos mediante la combinación de fotos que, cada una en un cuadrante, aporta información que permite expresar una idea. No se trata de una imagen singular, sino del conjunto inseparable que se establece entre varias. Asocia, compone y agrupa fragmentos. Experimenta, ensaya y prueba combinaciones. En cierto modo es un ejercicio lúdico soportado sobre la polifonía discursiva y el atrevimiento de un ojo que hace extraordinario lo cotidiano, que multiplica paradojas, combina situaciones absurdas y desafía al azar. Cada una nos revela relaciones complejas o sutiles, claras o intrincadas que invitan a mirar e imaginar, a conectar y confrontar. Estas son las postepifaníasfotocomics presentes en la exposición:
- Arles; 2017 ¿La forma pura de la fotografía?
- Panamá. 2010. Los regalos del día del padre.
- Cuba, 2017. Buscando la revolución.
- Italia, 2007-2010. Pasado y presente.
- París, 2014-2016. Boulevard Saint Honoré, la calle más fina del mundo.
- Venecia, 2012-2013. La “serenissima” invadida por las hordas de turistas.
- Vibonati-Canoabo, 2002-2003. Los pueblos de “Mi padre el inmigrante” de Vicente Gerbasi.
- Vibonati-Canoabo, 2002-2003. “Venimos de la noche y hacia la noche vamos”.
Las modas pasan…
La política, las grietas sociales y la polémica han impregnado la obra de Gasparini. Su mirada crítica es parte de su trabajo y de su personalidad. Explora y da sentido a su archivo buscando en él relecturas, sin alejarse de su concepción originaria. No busca acumular imágenes sino sacarlas a la luz y reutilizarlas con nuevos planteamientos. Después de todo las problemáticas que reflejan también persisten y una imagen de hace décadas puede decirnos mucho de la actualidad.

Sin sucumbir ante tendencias, Gasparini enfatiza su opción. Lo hace desde el propósito inicial de que en las imágenes y a través de ellas ocurran cosas, que contengan y generen acciones, consciente de que muchas veces serán, apenas, un tenue estremecimiento interno. En todo caso, el fotógrafo insiste. Se rehúsa a dejar de mirar. Con la lucidez que da la experiencia, con la “sabiduría del después”, ha comprobado que las modas pasan, pero algunas imágenes –las que muerden– nunca mueren. Y aunque parezcan demasiadas, siempre serán necesarias.


Lea también el texto en la web de la Revista Cultural Estilo.
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