Gratzen/Nové Hrady, Checoslovaquia, 31 de marzo, 1922 – Caracas, Venezuela, 17 de marzo, 1987.
Hellmuth Straka fue un fotógrafo austríaco. Nació en Checoslovaquia de la minoría de habla alemana. A sus 18 años se enlista en la segunda Guerra Mundial donde se desenvolvió como traductor gracias a su dominio de croata, ruso, y, por supuesto, alemán. Una vez terminada la guerra en 1945, la minoría de alemanes de Checoslovaquia a la que pertenecía fue expulsada por los “Decretos de Beneš”, lo que le obliga a emigrar a Austria, donde ya tenía estrechas relaciones familiares.
En 1952 llega por primera vez a Venezuela, y en 1955 se instala en Maracaibo como traductor para Siemens. Luego continúa como oficinista para la CANTV, compañía telefónica venezolana. Hellmuth Straka era una persona activa culturalmente, aficionado al cine, los museos y activista social. Escribía con frecuencia haciendo denuncias sobre la violación sobre los derechos de los indígenas, particularmente desde el diario marabino, Panorama. En el año 60 se muda a Caracas, y en 1970 se casa con María Luisa Medina, una venezolana de Barlovento, con quien tuvo dos hijos: Tomás, reconocido historiador venezolano, y Úrsula, abogada especializada en Derechos Humanos. Straka continuó a lo largo de su vida escribiendo para diversas revistas como la Mecánica Nacional, Kabala y Separata, para el boletín de Ciencias Naturales. Incluso realizó algunas publicaciones internacionales como en la National Geographic.
Su pasión por la naturaleza y su carácter viajero serán dos rasgos distintivos que lo acompañarían en su formación autodidacta en los ámbitos de antropología, espeleología y arqueología, siempre acompañado de la cámara. Este viajero que encarna el espíritu curioso y aventurero de Humboldt realizó múltiples viajes durante los años 60 a África Occidental, entre ellos a Senegal y Guinea Ecuatorial. También viajó a Portugal, Ecuador y Perú, y por supuesto por Venezuela. De los viajes más destacados entre los años 50 y 60, resaltan sus visitas a la Sierra de Perijá y a la Península de la Guajira en el Estado Zulia, donde durante 8 años retrató de manera sistemática a su comunidad. En 1980 estos viajes se convierten en un libro titulado 8 años entre Yukpas y Japrerías, publicado por la editorial de la Presidencia de la República de Venezuela. Su agudeza fotográfica pone en evidencia los códigos de una cultura ajena y captura un registro cultural propio de la zona, partiendo de un lenguaje universal que dialoga con las grandes experiencias del retrato de la época, como las del documentalista alemán August Sanders.
Hellmuth Straka fue un fotógrafo obsesionado con el registro documental, un ávido lector y un coleccionista de cámaras fotográficas; fue un gran hacedor de imágenes y un perfecto ejemplo de genialidad en la fotografía vernácula. En su talento destacan elementos propios como el manejo de la composición y la luz. Una puesta en escena sobria pero contundente, que sincroniza impecablemente una perspectiva cuasi científica de su labor como investigador y testigo de un tiempo, con una gran sensibilidad humana y estética propia.
Su trabajo incluye, además de los retratos, paisajes, naturaleza, y vida urbana, así como también eventos sociales propios de las ciudades o comunidades en las que vive y visita. Entre sus archivos destacan numerosos retratos realizados en sus múltiples expediciones a la Guajira y a la Sierra de Perijá, en especial el territorio Yukpa, en la frontera colombo-venezolana. La serie se divide en secciones de retratos femeninos, masculinos, niños, grupales y vida cotidiana, entre otros. El registro de estas comunidades indígenas refleja no solo una vocación incansable para capturar la esencia de una comunidad, también se conecta con la esencia humana de modo universal y a su vez ofrece una visión singular, de investigador, curiosa y artística, muy particular, que da testimonio no solo de un tiempo, sino de él, del fotógrafo que pasa por un instante y es testigo de ello con su propio registro.
El valioso registro fotográfico de sus viajes está acompañado de 27 álbumes personales. Una secuencia meticulosa de diarios gráficos, construidos por fotografías, textos en su lengua natal, el alemán gótico (Sütterlin), calcados y dibujos, que reflejan de manera cronológica y sistemática su paso en el tiempo. Una mirada como testigo de sus propias experiencias.
Según su esposa, María Luisa, Straka “era un hombre que vivía la vida a través de la fotografía. Todo lo que se podía retratar lo retrataba. Todo. Lo que a uno le parecía una tontería, él lo retrataba. Tenía una colección de cámaras y las cámaras para él eran como para los venezolanos un carro”.
Este valioso archivo conformado por negativos, fotografías, álbumes y cuadernos personales son parte del acervo del Archivo Fotografía Urbana y hoy representan una joya inigualable no solo por su validez histórica, sino también por su riqueza y contenido estético.