Saludos, saludos, saludos. Vivo en Carúpano en el año 1906. Al fin logramos viajar al pasado remoto. Para llegar hasta aquí hay que atravesar un hueco negro, un gusano estelar donde la materia viaja descompuesta y se recompone en este momento de la historia: 1906. Qué milagro. Tal descubrimiento finalmente ayudó a una mejor definición del presente y del futuro. Ahora vivimos entre temporalidades más definidas. Teníamos tres etapas que antes eran pura abstracción filosófica. He conocido a personas de este pasado que nunca pensé en estrecharles la mano. Un señor que es dueño de un mayor de víveres y exporta su mercadería desde el puerto de Carúpano a la isla de Córcega y a España: cacao, café, y un ron inigualable. Me invitaron a una travesía a pie desde un caserío llamado Nueva Colombia hasta otro: Las Marías. Pero en esta zona hay mucho tigre y la noche nos sorprendió, así que apuramos el paso con miedo. Creo haber descubierto el amor en una mujer muy sencilla; me dejó sorprendido su vestido cortado y bordado por ella misma, y su pudor tan antiguo. Envío esta postal a mis familiares en el año futuro del año 2019. Quiero decirles que disculpen (por favor perdonen ustedes) porque no pienso regresar a Caracas.
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Esta postal es la primera entrega de la serie Postales de Igor Barreto. Haga click acá para leer la entrevista a Igor Barreto por Alejandro Sebastiani Verlezza.
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