La carne de nuestras reses es dura y fibrosa:
un jinete va a galope tras la naturaleza de un toro
hasta derribarlo.
La velocidad y el poderío cuasi-militar
son los causantes de la dureza
de esta carne.
Los ancianos se conformarán con la grasa
o la pulpa triturada.
¿Por qué motivo no apacentamos las reses
con sosiego?
De ser así la carne no tendría hebras,
ni tantas nervaduras.
Pero nuestros banquetes
son de carne seca y extenuada:
difícil de tragar.
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