Lo urbano es una «parte» de la totalidad de la naturaleza. Esta imagen lo dice todo. La estatua, que es una viuda desdichada mira al macizo edificio reafirmando dicha cualidad de «parte» urbana. Pero no olvidemos que esa «parte», como el cáncer, aspira a reproducirse en el espacio y convertirse en la absoluta naturaleza concebible. Así proliferan los edificios, sus barriadas perimetrales y la niebla negra que despiden las filas de automóviles. Todo ha ocurrido en el avatar de una expansión incesante. El tiempo de la nostalgia pasó y saboreamos un vaso de Cocacola con hielos de apariencia más acristalada que las vitrinas de un Centro Comercial.
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