El 8 agosto de 2015, hace una semana, fue el aniversario del nacimiento de Simón Díaz, compositor, cantante, actor y humorista, nacido en Barbacoas, en 1928.
Esta imagen, del https://elarchivo.org/wp-content/uploads/2022/07/037929.jpgvo de la Fundación Fotografía Urbana, lo muestra en otra faceta en la que también destacó, la de imagen publicitaria de diversos productos e instituciones.
La foto de Tito Caula, tomada alrededor de 1970, es una pieza publicitaria, que muy probablemente fue hecha en el estudio que tenía el fotógrafo argentino en Altamira, este de Caracas.
Simón Díaz hizo tantas propagandas que su hija Bettsimar Díaz, quien se ocupa como abogada especialista en derechos de autor de la obra del artista y tiene una colección con buena parte de sus grabaciones, dibujos y fotografías, no recuerda esta campaña de una chicha en envases industriales de cartón.
–Mi papá hizo mucha publicidad –dice Bettsimar Díaz-. Como imagen y como compositor. Él tenía, entre muchas habilidades, la de hacer jingles con una gran penetración popular. Tenía la gracia de hacer sonreír a quien no estaba de humor y en ese instante contarle algo. Fue imagen de muchas empresas, con contratos de larga data, de 20 y 30 años. A él le encantaba poner, en las planillas de inmigración, “Profesión: Publicista”.
Los años 70, cuando fue tomada esta foto, constituyeron, según Bettsimar Díaz, el momento más importante de su vida. “Cuando él decide su camino y lanza, en 1974, su primer LP SIMON DIAZ TONADAS. Toma el enorme riesgo de hacer lo que ama y lo que cree, contra los consejos e intereses, tanto de la casa discográfica como de quienes le acompañaban en su carrera. Abandona todo lo que no suma a ese anhelo de dedicarse a la tonada y el aire venezolano; y comienza una saga de grabaciones que alcanza su momento más iluminado en 1980, con Caballo viejo.
Por esa época fue invitado en varias ocasiones a los programas de televisión que tuvo Sofía Imber, con su esposo, el intelectual Carlos Rangel, en una época, y en solitario, en vida de este y tras su muerte en 1988. El 2 de noviembre de 1976, apareció en el programa “Solo con Sofía”, que transmitía Radio Caracas Televisión. Fue al estudio con su cuatro, listo para cantar unas tonadas, pero antes Sofía lo hizo sudar frío. Le preguntó qué iba hacer para la campaña electoral del ’78. Quizá indagando a ver si él iba a escribir un jingle o si participaría directamente en la campaña electoral. Pero él la vio venir y riendo, le contestó al vuelo: “Yo voy a votar”.
–¿Ah sí? –insistió ella con la esperanza de que aquel alma bienaventurada tuviera una pizca de inocencia-. ¿Cómo vas a votar?
–Yo voy a votar parado. Y meto mi tarjeta.
La periodista no logró nada noticioso, pero en cambio nos dejó este delicioso duelo que los retrata a ambos. Sin dejarse amilanar, ella cambia al tono conciliador. Le dice que ha estado viendo “los video-cassettes de la campaña de Carlos Andrés”, del año 1973, y que se ha percatado de cuánto había colaborado Simón Díaz en aquella campaña [de la que hemos escrito en esta sección de Prodavinci]. “Directa e indirectamente como otras muchas personas…”. Y vuelve por sus fueros preguntándole cómo va a participar en la campaña del 1978. Pero tampoco logra nada, salvo otra demostración de ingenio y una pista de la manera en que Simón Díaz veía su desempeño en la publicidad. “Lo que más quisiera hacer”, le respondió, “es aprenderme bien las normas de la manera de votar, de las formas cívicas de hacerlo, para poder decirlo por radio y recomendarlo a mis conciudadanos”.
–Yo creo –añadió Simón, cuando ella lo interrogó con respecto a la ascendencia que él podía tener en las elecciones- que influyo desde el punto de vista cívico. Influyo bastante. Como influyo también cuando se me ha solicitado para hacer un comercial o una cosa de ésas. Influyo mucho porque me conocen, o porque me quieren, o porque aceptan lo mío, porque aceptan lo que yo digo, o porque creen en lo que yo digo.
–¿Por qué aceptan eso? –dice Sofía.
–Bueno, -dice él- yo he tenido toda mi vida un bonito comportamiento. Una manera de conducirme y de ser, que a la gente le ha gustado. Me respetan, no soy hombre de pelea. Yo soy un hombre de una cuerda más o menos fina. Tengo mi manera de hacer las cosas. Cultivo el folklore, el costumbrismo. Estas cosas le gustan a la gente. Desde ese punto de vista, puedo colaborar mucho con el país, a favor de lo que representa lo cívico del país. Pero a favor de determinada tendencia, yo no creo. Como tampoco lo hice en las pasadas elecciones. No colaboré, pero sí respeto y confieso que soy muy amigo de la causa, y que soy muy amigo del Presidente [Carlos Andrés Pérez].
Con gran franqueza expuso sus posiciones y dio las claves de lo que él pensaba que lo hacían un gran comunicador de mensajes publicitarios.
Al preguntarle a Bettsimar Díaz si considera que esta imagen él estaba interpretando un “personaje” que se había creado, ella dice: “Siempre hizo de él mismo. Es una circunstancia que acompaña a algunos grandes artistas, pero no a todos. En su caso fue una gran fortaleza, tanto su personaje como su persona se legitimaban el uno al otro Más que haber creado, él descubrió a Simón Díaz y le estrechó su mano, fueron muy amigos, el uno del otro.
Simón Díaz falleció en Caracas, el 19 de febrero de 2014. Ningún presidente acudió a su sepelio.