Tahil

Fecha de publicación: julio 25, 2023

Me asombraban sus zapatos sin trenzas

      y la piel curtida de sus pies.

Lo vi mirar la calle y vaciarla de ciudad,

      en su lugar

aparecía un paisaje de mercados

con tiendas de lona verde.

      Era

El señor del Yemen:

      el famoso lautar.

Y escuché los acordes de su instrumento

      descender los tres pisos

      donde vivíamos

hasta el portal de la residencia

para estudiantes extranjeros.

Allí contó algo sobre palmeras

      y pozos de arena caliente.

El sinsentido era una gota de sudor

      mientras caían

copos ralentizados de nieve.

      Tahil guardaba una mano

      en el bolsillo izquierdo

para repasar las cuentas de un rosario.

En aquel tiempo por las calles de Bucarest

      se llegó a escuchar su canto

      desde un minarete imaginario.

      Éramos extraños

en un lugar de los Balcanes,

donde vivíamos en un país-mujer

      que protegía a sus hijos,

pero a nosotros nos arrojaban

      sobre los adoquines.

***

***

Lea también el post en el portal de Prodavinci.

COMPARTE:

Facebook
Twitter
LinkedIn
Email