Mucuchíes, Estado Mérida, de la serie "Venezuela Cotidiana", 2000 / Fotografía Aaron Sosa ©ArchivoFotografíaUrbana

Venezuela cotidiana: el reencuentro del país a través de la fotografía

Fecha de publicación: octubre 4, 2018

¿Venezuela, a dónde te fuiste? La pregunta surge con matices entre quienes sienten ajeno y desconocido un país al que cada vez es más difícil pertenecer, entender o simplemente estar. Un país que en los últimos años se ha hecho distante e irreconocible. Un país que no se ha ido, pero del que se han marchado millones de venezolanos, sueños y oportunidades.

En medio del caos y la abrumadora realidad nacional, detenerse a mirar parece un reto diferido ante necesidades apremiantes e incluso vitales. El escenario venezolano de los últimos años tiene como telón de fondo un collage formado con retazos tan variados que se pierden de vista sin que nuestra memoria –fugaz y endeble– pueda retenerlos; el rimo zigzagueante de temas impostergables dificultan entenderlos –y entendernos– pues la premisa fundamental y colectiva se resume en una sola palabra: sobrevivir. Este ejercicio diario de sobrevivencia deviene en la postergación de actividades consideradas de segundo o tercer orden. En este sentido, la contemplación de lo cotidiano no logra calzar en el agitado vaivén de calamidades que -sin ánimo de exagerar- opacan el gentilicio y los rasgos que otrora caracterizaron al país rico, de recursos naturales abundantes, ubicación y clima privilegiados descrito en textos escolares con frases aprendidas al caletre, repetidas por voces infantiles hasta el desgaste o la banalidad.

Avenida Panteón, Caracas, de la serie «Venezuela Cotidiana», 2001 / Fotografía Aaron Sosa ©ArchivoFotografíaUrbana

Encontrar ese país es un desafío asumido desde la serie Venezuela cotidiana del fotógrafo Aaron Sosa (Caracas, 1980) en la que la imagen hurga fragmentos de una identidad, escarbando los trozos dispersos de lo que –pese a todo– seguimos siendo. Estas fotografías se ubican en los primeros años del siglo XXI en una ruta que redescubre lo obvio, aquello que ha pasado desapercibido ante otras miradas, la pausa sosegada reclamada aun en medio de las adversidades.

Isla Zapara, Estado Zulia, de la serie «Venezuela Cotidiana», 2002 / Fotografía Aaron Sosa ©ArchivoFotografíaUrbana

Venezuela cotidiana permite el recorrido por distintos lugares del territorio nacional, sitios emblemáticos o corrientes como las pinceladas montañas del páramo merideño, la luz del llano derramada en Apure, o un caluroso día en la “tierra del sol amada”. Son imágenes que transitan la faena, el juego o la travesía escolar desde rostros anónimos en los cuales destacan niños que miran directamente o que son mirados entre cuadrículas de concreto que delimitan una escuela en la ciudad capital. El trayecto señalado por el fotógrafo permite detenerse ante tres pescadores que lucen diminutos frente a la inmensidad del río coronado por un puente metálico que comunica dimensiones disímiles, sin restarle unicidad.

Escuela José Martí, Sarría, Caracas, de la serie «Venezuela Cotidiana», 2004 / Fotografía Aaron Sosa ©ArchivoFotografíaUrbana

Paisajes y retratos entremezclan situaciones y acciones, una combinación inseparable en esta serie en la que el uso del blanco y negro permite acentuar detalles y contrastes a la usanza documentalista que distingue la obra de este fotógrafo que hoy mira a Venezuela desde otras ubicaciones. Es un trabajo reposado que hace referencia a la visión del fotógrafo representando el segmento de realidad que ha escogido y perpetuado en imágenes que se convierten en testimonio e itinerario –visual y geográfico–.

Mucuchíes, Estado Mérida, de la serie «Venezuela Cotidiana», 2000 / Fotografía Aaron Sosa ©ArchivoFotografíaUrbana

Las imágenes, en su conjunto, reflejan la atención especial que Sosa ha dado a niños que juegan, van al colegio o se difuminan en un entorno escolar donde una cruz de mayo recién vestida consigue un lugar desde donde seguir recibiendo la ofrenda del paso apresurado de a quienes también les cuesta detenerse y descubrir, mirar y sentir. La selección de imágenes que conforman esta serie podría tener como punto final una fotografía en la que un hombre dividido por un espejo secciona su mirada, permitiendo la búsqueda de nuestro reflejo escurrido en la aglomeración de transeúntes de la avenida Universidad, de Caracas.

Jají, Estado Mérida, 2000 / Fotografía Aaron Sosa ©ArchivoFotografíaUrbana

Es la cotidianidad en movimiento arropada por la categoría documental capaz de situarnos en el espacio desde la confrontación de lo evidente, de aquello que ha pasado inadvertido o ha sido ignorado. De aquí que el ojo fotográfico se convierte en una lupa que amplifica y captura la fugacidad de lo mínimo delineando una cartografía visual de coordenadas olvidadas que desde lo pequeño empiezan a desentrañar lo grande, que desde lo local suman a la visión de un país diverso en el que Sosa ha decidido observar, pues como afirmó Elliot Erwitt “la fotografía es el arte de la observación. Se trata de encontrar algo interesante en un lugar ordinario. Me he dado cuenta de que tiene poco que ver con las cosas que ves y mucho con cómo las ves”. En concordancia, el fotógrafo lanza la invitación a observar la Venezuela cotidiana que se ha vuelto extraña, a verla desde otro enfoque que, sin menoscabo de los imponderables, nos permita redescubrirla, agradecer el hallazgo y responder la pregunta inicial: los países no se van, permanecen en las personas, en la niñez, en las calles, escuelas, paisajes y regiones, en la esencia perdurable de lo cotidiano.

 

Lea el post original en Prodavinci.

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