Este texto recoge el espíritu de la presentación del libro Portar los modestos dones (Una muestar de literatura autobiográfica), realizada el pasado 23 de noviembre, compilado por Ricardo Ramírez Requena, el cual ha sido publicado bajo los auspicios del Archivo Fotografía Urbana en su colección «Ciudad Vivida», una iniciativa editorial dirigida por su autor.
Ricardo Ramírez Requena es librero. Así lo conocí hace ya muchos años en uno de los templos dedicados a la difusión de la lectura en una ciudad que poco estimula el placer de leer. Como buen librero siempre estaba actualizado respecto a las novedades, pero Ricardo también es un hombre culto con lo cual su rol de librero en una librería que también vendía ejemplares usados, o “de ocasión”, era notable y excepcional.
Un buen librero es esencialmente un intelectual agudo; Ricardo hace, asimismo, poesía. De otra parte, ganó el concurso transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana con un maravilloso diario literario: conjunto de reflexiones de un joven intelectual de clase media en tiempos duros ‒como los que hoy vivimos en este país de todos que extravió la ruta democrática‒ escrito en una prosa versátil y en un tono que genera bienestar y esperanza a pesar de lo oscuro de la atmósfera donde se desenvuelve el hablante.
Si Gilberto Santa Rosa es el “Caballero de la Salsa”, Ricardo Ramírez debería ser el caballero de la palabra: habla y escribe en las redes sociales con una prosa lúcida y elocuente. Ricardo también es gestor cultural; desde hace ya bastante tiempo gerencia La Poeteca, ese oasis extraordinario donde hay siempre una agenda cultural variada y dinámica que invita a los ciudadanos de esta pequeña urbe a no perder la esperanza de un mejor futuro.
En tiempos de pandemia Ricardo, que también ejerce la docencia, dictó unos cursos por WhatsApp muy concurridos donde enseñaba a quienes se hallaban encerrados en sus casas a narrar sus experiencias de vida. De esos talleres trata este libro: un primer compendio sobre algunas historias publicadas originalmente en Prodavinci y compiladas por Ricardo en esta edición de «Ciudad vivida», proyecto editorial que coordino para el Archivo Fotografía Urbana y que lleva ya tres títulos publicados. Rescatar estas narraciones es salvar a los moradores de esta comarca a no olvidar su pasado inmediato y así poder tejer, desde el presente, un futuro esperanzador.
Estos textos, acompañados de imágenes, son sabiduría urbana pura, con el narrador directo comprometido con su texto y entendiendo la psiquis colectiva de un momento de profundos cambios locales e internacionales. Nuestra sobrevivencia como especie pasa por el rescate de un lenguaje que muestre que el ciclo evolutivo no debe detenerse, pero con la consciencia de saber de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Encuentro trascendencia en estos trabajos conjuntados por Ricardo, hermoso acto que nos hace seguir apostando en favor de la literatura.
Lea también el post en el portal de Prodavinci.