La trayectoria artística de Ricardo Razetti Willet (Caracas, 1 de agosto, 1906 – 16 de diciembre, 1961) transcurrió entre dos países: México y Venezuela. La presencia destacada que en vida tuvo en ellos le permitió dejar memorias suficientes en cada uno como para que su legado fuera incorporado a las historias nacionales de la fotografía de ambos.
En Fuga mexicana. Un recorrido por la fotografía en México, un libro fundamental para acceder al conocimiento de la historia de la fotografía de ese país, Razetti fue recordado por su autor, ya fallecido, Olivier Debroise (1952-2008), como uno de los participantes en la construcción de la imagen identitaria, “vía la reconstrucción simbólica”, en la práctica de la fotografía moderna nacional de los años cuarenta (1). Para el caso de Venezuela, habría que destacar la inclusión de Razetti en el canon de la fotografía artística moderna del país que, todavía vigente, se definió entre los ochenta-noventa del siglo pasado. Allí comparte espacio privilegiado con Alfredo Boulton (1908-1995), Carlos Herrera (1909-1988) y Fina Gómez (1920-1997) (2).
Los comienzos
La participación en la actividad política marcó la biografía de Ricardo Razetti desde que este fuera en Venezuela un estudiante opuesto a la dictadura gomecista, la cual se extendió entre 1908 y 1936 sobreviviendo durante algunos meses a la muerte del dictador el 17 de diciembre de 1935. Hijo del ingeniero y arquitecto Ricardo Razetti Martínez (1868-1932) y de María Willet Rodríguez (1875-1966), el joven intentó seguir el camino profesional de su padre cuando, luego de haber obtenido el título de Tenedor de Libros en 1924, ingresó hacia 1926 en la Universidad Central de Venezuela para estudiar ingeniería. Su incorporación al movimiento estudiantil universitario de 1928, que se inició con distintos eventos de protesta cívica en la semana de carnaval de febrero de ese año, lo impulsó enseguida a involucrarse en el frustrado asalto al cuartel San Carlos del 7 de abril siguiente. Hecho prisionero al entregarse, realizó trabajos forzados antes de finalmente exiliarse en España en 1935.
Después de la muerte de Gómez, Razetti regresó a Venezuela el 15 de marzo de 1936, donde estimuló el nacimiento del Partido Progresista Popular y, desde el 6 de junio hasta el 8 de agosto, integró la directiva del periódico El Popular, hechos que se inscriben en el efervescente panorama político venezolano post-dictadura. Luego de un año de intensa actividad militante, sin embargo, se vio obligado a emprender nuevamente el camino del exilio, ahora con destino a Colombia. En Bogotá, durante unos pocos meses de finales de 1937 asistió a la Escuela Nacional de Bellas Artes, pero el 23 de diciembre tomó rumbo a México para reunirse con su familia. Allí permaneció hasta noviembre de 1946 y se definió su vocación de fotógrafo (4).
Ya Razetti era un hombre entrado en los treinta, con viajes en su haber, experiencia política y cultural cuando se inició como estudiante, en febrero de 1939, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (Academia de San Carlos) de México. En ella conoció a Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), un reconocido fotógrafo, quien era profesor del plantel. En el estudio de Don Manuel, como le llamaban, Razetti comenzó a trabajar en enero de 1940, sin abandonar las clases de la Academia. También entró pronto en contacto con el medio artístico fotográfico local y, muy especialmente con Lola Álvarez Bravo (1907-1993), ya por entonces divorciada de Manuel y una profesional estimada, pero quien luchaba a brazo partido por alcanzar el lugar independiente, particular, que por derecho propio le correspondía en la escena fotográfica mexicana de entonces.
De 1943 a 1946, Razetti se desempeñó como fotógrafo “de fijas” en la industria cinematográfica mexicana en ascenso, que vivía los primeros años de su edad de oro, pero no por ello dejó a un lado sus intereses artísticos personales. Fue en México donde, a partir de 1939, produjo su primer cuerpo de trabajo fotográfico significativo y alcanzó sus primeros reconocimientos artísticos, sobre lo cual volveremos más adelante.
Nuevamente en Venezuela
A su regreso a Venezuela, Razetti tuvo las mejores oportunidades para el desarrollo de su carrera como fotógrafo y para la visibilidad de su producción. En 1947, el gobernador de Caracas, Gonzalo Barrios (1902-1993), le encargó la fundación del Archivo Histórico de la ciudad. Ese mismo año se enroló como fotógrafo en la campaña presidencial de Rómulo Gallegos (1884-1969) y este, al tomar la presidencia en 1948, lo nombró Jefe de Fotógrafos de Miraflores, la sede presidencial. En julio de 1949, fue designado Jefe del Servicio de Cine y Fotografía de la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación, una sección hasta entonces inexistente en esa entidad que él organizó y convirtió en un centro de documentación de la vida, la cultura y las tradiciones del país. Desde este puesto, estimuló la formación profesional de otros fotógrafos que trabajaron bajo su dirección. Asimismo, Razetti presentó varias exposiciones de su obra, dos de ellas en el Museo de Bellas Artes de Caracas, en 1949 y 1952, respectivamente.
Al dejar su cargo en enero de 1955, Razetti se retiró a administrar su hacienda Cura, en Carabobo, en compañía de su esposa Graciella Avendaño Hernáiz (1913-1993), con quien había contraído matrimonio el 2 de agosto de 1950. Murió pocos años después, en Caracas, el 16 de diciembre de 1961, dejando detrás un extenso acervo de imágenes realizadas en el país.
Si bien su producción fotográfica fue signada por la pluralidad en temas, motivaciones y registros, hay algunas constantes en ella que nos permiten identificar a Razetti como un fotógrafo autor, según este concepto fuera elaborado por la estética fotográfica moderna. En su visión de Venezuela pueden contarse, entre sus cuerpos de trabajo principales, su recorrido por Barlovento, la Isla de Margarita, la península de Paraguaná y Los Andes, realizado entre 1947-1948; su voluminoso ensayo sobre Los Diablos de San Francisco de Yare, de ca. 1948-1950, así como su corta, pero enjundiosa serie de retratos de Armando Reverón (1889-1954), fechada en junio de 1953. Si durante esos años su fotografía recibió elogiosos comentarios de intelectuales como Alejo Carpentier (1904-1980), Juan Liscano (1915-2001) o Mariano Picón Salas (1901-1965), con la profesionalización de la crítica y los estudios sobre arte y fotografía en Venezuela ha merecido, en particular desde los años ochenta, la mirada más o menos atenta de profesionales como Josune Dorronsoro (1946-1995), Juan Carlos Palenzuela (1954-2007), María Teresa Boulton, Douglas Monroy y Sandra Pinardi, entre otros. No obstante, quizás todavía se pueda decir, parafraseando a Boulton, que su obra no ha sido suficientemente divulgada entre los venezolanos, pues hasta el momento no existe ninguna publicación comprehensiva de ella.
Notas:
(1) Olivier Debroise. Fuga mexicana. Un recorrido por la fotografía en México. México, D.F.: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994, p. 128
(2) Josune Dorronsoro identificó a Alfredo Boulton, Carlos Herrera y Ricardo Razetti como los tres fotógrafos que iniciaron “una nueva etapa para nuestra fotografía, ya que (…) propusieron a los interesados en la técnica un reto creativo mucho más personal y exigente y hasta cierto punto actualizado (…)“. Josune Dorronsoro. “Razetti: de la fotografía comercial a la fotografía como arte en Venezuela”. En: Álbum de ensayos. Antología de Josune Dorronsoro. Caracas: Museo de Bellas Artes, 1999, p. 159. Otros autores, como María Teresa Boulton, Tomás Rodríguez Soto, Mónica Amor y Johanna Pérez Daza, han dedicado también especial atención a Fina Gómez.
(3) Fotografía: http://manuelalvarezbravo.org/sebusca/sebusca-file/26642/?lang=en
(4) Hay falta de coincidencia sobre los datos biográficos de Razetti en las distintas versiones que de su vida se han publicado en diccionarios y otros medios bibliográficos venezolanos. Aquí se ha hecho un cotejo minucioso de la información localizada al respecto en varias fuentes, de las cuales la más confiable es el catálogo de la muestra Ricardo Razetti, Itinerario Fotográfico. Venezuela y México. Galería de Arte Nacional, Caracas, agosto, 1990.
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